Habitación del 1º espada [Shadow]

Descripción del lugar: La habitación del primer espada se haya en algún lugar de las noches algo alejado del resto de habitaciones por su expresa petición. Se trata de un pequeño recinto del que poco más hay que destacar que las cuatro paredes que lo forman.Paredes de un color desconocido porque la luz jamas a entrado en este oscuro cuarto para poder revelarlo de forma cierta.

En medio de ellas se coloca una destartalada cama que poco tiene de confortable, simplemente un lecho de consistencia no muy diferente a la piedra en el que muchas veces de puede encontrar al espada reposando pero pocas descansando realmente.

Además de ese mueble hay algún armario cerrado a cal y canto del que de nuevo se desconoce su contenido. Las puertas son robustas y el cierre aún más, por lo que se cree que debe guardar algo valioso aunque también es posible que realmente no sea así.

Aparte de todo esto nada más se halla dentro de la habitación del primer espada, nada salvo oscuridad, humedad y una atmósfera de lo más tétrica en la que poco serían capaces de adentrarse para su "descanso".


La puerta se abrió de nuevo a mi voluntad dejando ver ante mis ojos lo mismo de siempre. Aquella oscura y lúgubre habitación apenas si había cambiado desde el primer día que había pasado allí. Tanto tiempo atrás hacia de eso... tanto tiempo que me sería imposible poder cuantificar pero podía asegurar que mucho más que la vida de cualquier mortal y toda su estirpe.

El problema no era solo cuanto tiempo llevaba allí, sino además cuanto tiempo me restaría de aquella extraña existencia en aquel extraño lugar en el que en ningún momento había decido acabar.

Me reposé sobre la cama con las manos sobre mi cabeza por el dolor y las jaquecas que aquel tipo de pensamientos me causaban, muchas veces habría deseado de no tener tal conciencia sobre mi existencia como mucho de los otros arrancars. Pero de nuevo era algo que no estaba en mi mano decidir, así que simplemente me recosté sobre la cama para dejar que el tiempo siguiese su curso hasta que fuese este quien volviese a requerir mi presencia.