Llevaba varios días siendo atacado por aquellos mounstros que se autodenominaban "Hollows". No tenía muy claro que eran o cuales eran sus intenciones. Poco me importaba, mí misón era encontrar a mí hermano, y cualquiera que se interpusiera en mí camino tendría que afrontar al filo de mí espada.
Mientras caminaba por la ciudad, como cada día, noté una fuerte energía. Era mucho más poderosa que la de un Hollow, por ello no dude ni un segundo en ir en su busca. Lllegué al lugar de donde venía la energía, una vieja fabrica que estaba "cerrada al público". Salté la valla y me dispuse a entrar.
Abrí la puerta con un sonoro chirrido, propio de el metal oxidado. Mí espada estaba bibrando, al igual que yo, ella tambíen había notado la fuerte enegía que procedía del interior. El interior estaba bastante mejor concervado que el exterior. Había poco polvo depositado y algunas marcas que indicaban que hace poco había estado alguien aquí. Volví a notar la energía, pero estaba vez se notaba de forma más intensa. Desenvaine mí espada y me coloqué, preparado para la posible batalla.
-No te escondas como una burda rata. Dala la cara.- Dije alzando la voz. Parecía muy seguro de mí mismo, pero era todo lo contrario. Era una enegía que aterrorizaba, pero no huíria.