Celestine Courtois Ryoka de nivel 1
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Hoja de personaje Nombre del PJ: Celestine Courtois
| Tema: Biblioteca pública de Karakura Lun Ene 04, 2010 2:48 am | |
| "Mi soledad es la voz sin rumbo que clama inconsciente desde el silencio de mi consciencia".
Me encontraba en la biblioteca pública de Karakura leyendo un libro de medicina por puro entretenimiento mientras permanecía sentada en una de aquellas sillas de madera de época después de haber acabado de estudiar en el lugar, estaba en la sala más grande de las tres que habían y más antigua. Dicho libro se titula "Medicina básica" y era nuevo de éste mismo año y en él se podía leer conocimientos básicos muy sencillos, como practicar los primeros auxilios.
Muchas cosas que iba leyendo las entendía puesto que mi hermana mayor me las explicaba de pequeña y otras no ya que eran términos científicos y nombres extraños. Yo aún no había ni siquiera comenzado la universidad porque tenía que hacer antes los dos años de preparatoria, comenzaba éste mismo año el primer curso de esos dos y apenas llevaba dos meses.
Pasaba el tiempo libre leyendo libros de medicina aunque no los entendiese en la biblioteca siempre y cuando lo tenía y podía, puesto que los exámenes además de los deberes me mantenían ocupada. Al menos podía distraerme ya que mis mismos compañeros de aula me evitaban e incluso escuché alguna vez como me sacaron un apodo de mal gusto. Al menos la lectura me salvaba además de que la medicina me recordaba los buenos momentos consiguiendo así olvidarme de los malos.
Después de leer cerré el libro de medicina, me levanté y caminando tranquilamente lo dejé en su lugar cual era la fila superior de la estantería trece cogiendo así a cambio otro para llevármelo a casa y devolverlo la semana siguiente. Entonces me acerqué a la recepción cuala se situaba en la parte más norte de toda esa habitación. El chico joven de pelo rubio que trabajaba allí y llevaba el lugar me atendió, éste me conocía ya que todas las semanas siempre cogía alguno prestado o me pasaba por la biblioteca para estudiar.-Me llevo éste para esta semana ya que tendré mucho tiempo libre. -Le dije al bibliotecario amablemente mientras colocaba el libro encima del escritorio que tenía éste-.-¿Estás segura Celestine?, éste ya te lo llevaste una vez. -Me contestó algo extrañado el bibliotecario-.-Si, resulta que no llegué al final a leerlo del todo porque tenía exámenes. Ahora que está todo tranquilo me viene bien y puedo tranquilamente repasarlo y acabármelo. -Le dije al chico bibliotecario respondiendo a su comentario-.Él sacó un pequeño papel impreso con una tabla de dos columnas con los nombres de los que habían cogido prestado el libro cual elegí, cogió un bolígrafo y escribió mi nombre además de la fecha actual al lado. Normalmente la gente lo tenía una semana y luego lo devolvía aunque algunas veces podían tenerlo hasta máximo de un mes, si no lo devolvías respetando el máximo te obligaban a pagar una multa con el valor del libro perdido.-Ya está el libro registrado, ya puedes llevártelo. -Me dijo el chico amablemente y sonriéndome mientras guardaba la ficha de préstamos sobre dicho libro-.-Muchas gracias, en una semana lo tienes de nuevo aquí. -Le dije al bibliotecario mientras cogía el libro-.Me dirigí a la puerta de la gran sala tranquilamente con el libro titulado "Enfermedades comunes" bajo el brazo saliendo así a la sala de entrada de la biblioteca. Dicha sala era grande pero no tanto como cualquiera de las tres donde estaban los libros, es simple y vacía solo que de vez en cuando la usan para exposiciones como si fuera un mini museo. Actualmente había una pequeña exposición de dibujos de niños y niñas de preescolar bastante simpática sobre la vida familiar.
Crucé dicha habitación y me dirigí al exterior para tomar camino a mi hogar que por suerte se encontraba en el mismo centro de la ciudad y justo muy cerca del instituto al igual de los lugares de importancia como el ayuntamiento. Caminé por la acera observando un instante el cielo despejado para luego fijarme en la hora que marcaba mi teléfono móvil, eran las cuatro de la tarde de un domingo cualquiera y no había comido aún. Decidí comer en un pequeño establecimiento que bien conocía pero se hallaba algo escondido donde con poco dinero se podía comer bien con los menús que ofrecían. | |
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