Expedicion...

Kimara salio del hueco mundo a través de una garganta, con cara de aburrimiento, bostezando.
Al abrir sus ojos y fijarse en donde estaba, pudo ver que era lo que parecía una de esas comunes calles, sin nadie transitandola en ese momento.

- pffff.... manda narices.....-con hastío-.. ya podía haber llegado a una zona con mas vida...

Observó bien a su alrededor, y pudo notar algo raro en el lugar.

- bueno.. puede que no haya llegado a un mal lugar...-sonrió, dirigiéndose al final de la calle, donde había percibido algo.

Exiliado. Era un exiliado, el más bajo honor entre los shinigamis. Aunque, técnicamente ahora ya no era un shinigami, era un Vizard, exactamente igual que aquella chica. Desde entonces, no había vuelto a pensar sobre eso, hasta que sufrió la transformación. Ahora se encontraba paseando por las calles de Karakura, sin rumbo fijo, buscando cómo empezar una nueva vida.

De pronto, una presencia alertó al sosegado caballero, una presencia venida desde el mismo Hueco Mundo, un arrancar. En otro tiempo, habría desenvaindo y atacado sin dudar, pero ya no era esa su misión. Aunque, tal vez no fueran tan malos al fin y al cabo, tal vez fuera una metira de la SS. Quizás podría tratar de establecer contacto pacífico.

-Un lugar muy extraño y peligroso para pasear, ¿no cree, señorita? -preguntó una vez la distancia se hubo reducido un poco.

Al llegar al final de la calle, se encontró con la presencia que le había intrigado.

- ¿peligroso?..¿para mi?...-entre divertida e intrigada

Alzó una ceja, observando al hombre.

- interesante... ¿que tenemos aquí? -preguntó rodeandolo, analizandolo-.. desprendes un reiatsu extraño...no eres un shinigami... no... ¿un vizard? -preguntó lo ultimo cuando volvía a estar frente a el.

Ciertamente el sujeto era extraño, extraño e interesante ¿porque le hablaba tan tranquilamente? habitualmente se le echaban encima con rapidez.

Al ver como aquella arrancar empezaba a dar vueltas a su alrededor, sonrió, pues una parte en él pensaba que estaba a punto de librarse una batalla. Y eso le gustaba. Sin embargo, su ansia de pelea se vio sustituido por curiosidad cuando ella descubrió su identidad.

-Vaya, vaya, además de guapa es usted lista, señorita. -dijo haciendo gala de espíritu de caballero inglés que había en él.- Pues sí, peligroso. Supongo que, tras haber descubierto mi identidad, no me queda otra opción que matarla. -dijo.

En realidad no tenía interés en hacerlo, pero era la primera vez que se topaba con un árrancar y no estaba peleando que decidió jugar un rato.

Sonrió al ver su cara de curiosidad al decir que era un Vizard.

- JAJAJA...-soltó una carcajada-... ¿solo por eso?... no creo que lo hagas estas demasiado relajado....no te veo por la labor....

La espada ladeó su cabeza mirándolo con curiosidad.

- apuesto a que ahora mismo te preguntas como supe que no eras un shinigami...-rie divertida-... simple... no me has atacado nada mas verte... y con tu nivel de reiatsu....tienes pinta de haber sido un shinigami de los fuertes...

Se da la vuelta, dándole la espalda, sonriendo para si misma.

- de todas formas.. si aun quieres matarme...- el vizard puede ver como se encoje de hombros.

Al ver la prepotencia y la chulería que la mujer gastaba, Génesis se dió cuenta de que estaba empezando a ganar el control de la situación, y eso no le gustaba, por lo que de un movimiento rápido como el mismo sonido, se colocó a centímetros de la chica por la espalda, acercándole un poco la zampakutoh mientras su mano libre descansaba en el hombro de ella. Susurrándole al oído, sonrió.

-El que parezca que esté relajado, no significa que lo esté. -comentó divertido en un susurro.- Pero tienes razón en lo de que no estoy muy por la labor, no me apetece luchar.

Eso era verdaderamente raro en él, siempre solía estar dispuesto a una pelea, algo común en todo el undécimo, pero sospechaba que se lo podría pasar mejor sin luchar, por lo que soltó a la mujer y envainó de nuevo su espada.

Cuando se quiso dar cuenta, tenía al Vizard en su espada, apuntandola con su zampakutoh, susurrándole al oído. Sonrió por ello.
Al notar que bajaba el arma, se giró lentamente, mirandolo con cierta curiosidad, observando como envainaba el arma.

- ¿ves?... pensais antes de atacar...-se encoge de hombros, sin dejar de mirarlo-...¿quien eres?...supongo que tienes un nombre....

Coloca sus manos en su propio cuello, estirandoselo junto a los brazos, bostezando perezosa pero sin apartar su mirada del otro.

Interesante...muy interesante.. ex-capitán del undécimo escuadrón...
Por eso notaba tanto poder en el...nada menos que un capitán...

- puedes llamarme Kimara... o Kaye.. como prefieras... ostento ambos nombres..-se encoge de hombros, sin dejar de mirarlo.

Se acercó ligeramente a el, con curiosidad, analizándolo aun mas.
parecía un hombre interesante. Parecía que no iba a aburrirse.

El pelirrojo ladeó la cabeza, mirando a la chica con curiosidad mientras se presentaba. Tenía dos nombres, ¿por cual sería mejor llamarla? Como no supo dar una respuesta, decidió usar el primero. Un recuerdo solitario acudió entonces a su mente, a él solían llamarle también por otro nombre, Kenpachi. Era un título honorífico en mención a su gran potencial físico. Era una de las pocas cosas que conservaría de aquella vida.

-Y dígame, señorita Kimara, ¿qué es lo que la ha traído a Karakura? ¿Hambre tal vez? -preguntó mientras se acercaba un poco a ella. sabía que los arrancar habían conseguido controlar el hambre por las almas, pero algunos se dejaban llevar de vez en cuando por ese instinto. De cualquier manera, era sólo una suposición sin fundamento, el pedo lo llevaba la primera pregunta.

Dejó salir una carcajada al escuchar al vizard.

- ¿hambre?...jajaja.. para nada.. solo me aburría... -comentó como si nada-.. simplemente vine en busca de entretenimiento... el Hueco Mundo estaba demasiado tranquilo.... y eso no es divertido.

Podía notar la curiosidad que le causaba al otro, y eso, en cierto modo la divertía.

- nunca habló con un varrancar...¿verdad? -el hombre le intrigaba bastante.